La sobre-elitización de la sociedad

Imagen que busca representar la sobre elitización de la sociedad.

La Saturación del Mercado Laboral y la Búsqueda de Alternativas

La dinámica del mercado laboral actual se rige, ineludiblemente, por la ley de la oferta y la demanda. Cuando la oferta de profesionales excede la demanda real del mercado, los salarios experimentan una presión a la baja.

El problema radica en que, en la actualidad, un número creciente de personas accede a credenciales profesionales, muchas veces en áreas que están progresivamente menos demandadas o saturadas. Esta sobreabundancia de titulados genera una intensa competencia que se desborda hacia la esfera pública. Como consecuencia, los cargos estatales —en sus diversas jerarquías, desde el funcionariado hasta los puestos de elección popular— se vuelven objetivos altamente codiciados.

Esta tendencia tiene implicaciones fiscales directas. El caso de las escuelas de Derecho es un ejemplo paradigmático: una gran proporción de egresados opta por el servicio público, donde los sueldos a menudo se sitúan considerablemente por encima de los salarios de mercado del sector privado. Esta práctica contribuye directamente al déficit fiscal y genera una presión insostenible sobre las finanzas del Estado.

En esencia, la sobre-elitización de la sociedad, definida por un énfasis excesivo en la obtención de títulos universitarios tradicionales, ha dejado de ser una garantía de éxito económico, a diferencia de décadas pasadas. La búsqueda de la credencial ha superado la utilidad práctica de la formación.


Estrategias para un Futuro Sostenible

Ante este escenario, se requiere una reorientación estratégica que combine medidas de tipo administrativo-educacional y cultural.

1. Reformas Administrativas y Educacionales

Es imperativo revisar la política de gratuidad universitaria para las carreras con una saturación demostrable en el mercado. Los recursos liberados por esta racionalización podrían redestinarse estratégicamente hacia la potenciación de otras áreas, particularmente aquellas carreras técnicas que exhiben una alta demanda y un menor nivel de saturación. Es fundamental señalar que cualquier reforma de este tipo debe respetar los derechos adquiridos de quienes ya se encuentran cursando sus estudios con dicho beneficio.

2. Transformación Cultural y Fomento del Emprendimiento

El cambio más profundo debe ser de índole cultural. Es necesario modificar la mentalidad que prioriza la seguridad del empleo y el funcionariado y reemplazarla por una que promueva activamente el emprendimiento y la creación de valor.

Esto debe ir de la mano de una nueva visión educativa que no solo capacite a las personas para conseguir los mejores empleos, sino para crearlos. Siguiendo la máxima de Robert Kiyosaki, la meta es que el individuo se prepare para ser un generador de oportunidades, no solo un buscador. El capital humano es, en efecto, la forma de capital más resiliente e ilimitada, dada la infinita capacidad humana para concebir, innovar y materializar ideas.

Asimismo, es crucial ennoblecer la figura del empresario en la percepción social. Se necesitan herramientas legales y tributarias que permitan a quienes se atreven a emprender, y fracasan en sus primeros intentos, volver a intentarlo sin quedar proscritos o estigmatizados. La fallida bancarrota inicial no debe ser una lápida financiera, tributaria ni social. Esta lógica de segundas oportunidades debe impregnar todos los segmentos de la sociedad.

Recordemos que, si bien la riqueza se distribuye de manera desigual, la inteligencia es un potencial ampliamente compartido que espera ser catalizado por un entorno más adaptable y menos rígido.

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